viernes, 3 de septiembre de 2010

.- Rendirse ... -.

En la vida hay momentos en los que nos planteamos si merece la pena todo lo que hacemos por nosotros mismos; pero también por los demás. Si no sería mejor rendirse y dejar de luchar y no seguir adelante.

Cuando ocurre esto intentas recordar lo que hacer por ti y el resultado de ello. Por un lado, has intentado mantener a tus amigos, unos amigos que a veces por desgracia ya no tienen tiempo para ti, que hacen planes sin contar contigo, que nunca están cuando les necesitas. Sólo tienen tiempo para ti y no siempre cuando vas detrás de ellos como si fueras su perrito, si eres tú el que absolutamente siempre se interesa por todo y les estás encima.

Viendo esto te sientes prescindible, que no eres importante para ellos, que ya no puedes contar con ellos si algo te ocurre y entonces, te sientes solo, sientes que no le importas a nadie, que esas personas a las que tu considerabas importantes y necesarias en tu vida, sólo les interesas cuando a ellos les conviene, lo que te desanima y te hunde, de ahí que a veces rodeados de gente nos sintamos la persona más sola del mundo.


A caso es mucho pedir tener alguien a tu lado con el que poder contar incondicionalmente? Alguien que no cuestione nuestros actos a priori, alguien que te apoye; pero que también te diga en que te has equivocado, alguien que te cuide y te proteja, UN AMIGO!!! a caso es pedir un imposible? Pues parece que sí, en los tiempos que corren es casi imposible encontrar alguien así, aunque yo tengo la suerte de tener a alguien así a mi lado, así que cuando una persona como esa llega a nuestras vidas es importante no dejarla escapar, cuidándola y demostrándole lo mucho que nos importa y lo mucho que valoramos lo que hace por nosotros.

Por otro lado, puede que si estudias las cosas no vayan como esperabas, has hecho hasta lo imposible, esforzándote más allá de lo máximo que puedes das de ti mismo; pero aún así ves que no obtienes lo que esperabas o lo que te merecías, lo cual supone una gran decepción, que te provoca una gran frustración, te desanimas y piensas para qué vale la pena tanto esfuerzo si total no logras lo deseado.

Si bien trabajas y tu trabajo es poco gratificante o no es lo que tú esperabas y luego tus compañeros no ayudan a mejorar la situación y tu jefe te hace la vida imposible, crees tener motivos suficientes para abandonarlo todo y tirar por la borda todo por lo que has luchado y te ha costado tanto esfuerzo y sufrimiento conseguir; pero en esos momentos te da igual. Todo carece de importancia, te encuentras atrapado y no logras ver la salida fácil.

También está la familia, quizás no siempre obtienes por su parte el apoyo que necesitas, quizás no te tienden su mano cuando estás mal, cuando te sientes derrotado y hundido, ves que en lugar de facilitarte las cosas solamente parece que te ponen más trabas para poder lograr tus sueños y alcanzar tus metas. Entonces sí que te ves realmente solo, que tu vida no es lo que tú tenías en mente vivir; pero quizás las decisiones que has tomado a lo largo del camino te han llevado a este punto, a que te des cuenta de cómo son realmente las cosas.

Pero por si no fuera suficiente empezarás a recordar todo lo que has hecho por los demás. Las incontables horas sosteniendo la mano de un amigo, ayudándole a pasar un mal trago, secando sus lágrimas, haciendo hasta lo imposible para arrancarle una sonrisa, haciéndole ver el lado positivo del mal momento que está viviendo. Lo mucho que quizás has tenido que luchar para poder tener a un amigo a tu lado, como muchas veces has querido rendirte al ver que todo lo que estabas haciendo por él parecía no servir para nada cuando otra persona era capaz de destruir en segundos lo que a ti te ha llevado tanto tiempo construir, ver como se borra su sonrisa con su sola presencia.

Recuerdas que siempre has estado ahí a cualquier hora, que si estabas lejos buscabas la manera de estar a su lado haciendo lo que hiciera falta, como recorrer kilómetros sólo para verle y que pudieras abrazarte, aguantando sus preocupaciones dejando de lado las tuyas, porque tan solo te importaba verle sonreír. Pero qué has obtenido a cambio? Puede que quizás absolutamente nada que apenas se acuerden de ti a veces, que cuenten contigo cuando les conviene porque necesitan tu ayuda o por cualquier otro motivo que les produzca algún beneficio a tu costa.

Evaluando todo esto te das cuenta que no merece la pena luchar, que es mejor rendirse, no aguantar a los demás, porque total luego nadie se preocupa por ti. Ves como las cosas en lugar de mejorar sólo empeoran, no ves esa luz entre tanta tiniebla, esa luz que tanto necesitas, que es como un rayo de esperanza que te indique que sí merece la pena todo lo que haces.

Por desgracia últimamente sólo me siento así, con ganas de rendirme, con ganas de tirar la toalla, porque hay momentos en los que ya no puedo más y me dan ganas de decir basta, momentos en los que no sé para qué lucho si parece que no merece la pena y que es un gran error tanto esfuerzo y que estoy malgastando mis fuerzas.

Y por qué no lo hago? Porque tengo el mejor regalo que la vida podría haberme concedido, una persona que me hace ver que sí merece la pena que luche, que me preocupe por la gente que de verdad lo merece, que no deben pagar todos por lo que hagan aunque sea la mayoría, que me anima a luchar por lo que quiero y me importa por muy difícil que estén las cosas o por muchas dificultades que me encuentre por el camino.

Supongo que todos necesitamos a alguien así en nuestras vidas, y algunos ya tenemos esa suerte, muchas veces el saber que esa persona o personas están ahí hace que seas capaz de levantarte cada día y que cada vez que te quieras rendir le recuerdes y las fuerzas que creías haber perdido como si fuera un milagro vuelven a ti y te sientes con ganas de comerte el mundo y todo lo que se te ponga por delante.

Gracias a todos ellos que no dejan que nos rindamos y que de alguna manera dan sentido a nuestras vidas, porque muchas veces sin su apoyo dejaríamos de luchar y nos rendiríamos para siempre. GRACIAS!!!!

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